Aprender en comunidad y crecer exponencialmente

Liliana Reyes
6 min readFeb 2, 2023

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Cierre ciclo mentorías +M 2022

Imagínate estas tres historias:

  • Una escolar de 16 años de un liceo vulnerable en el norte de Chile queda embarazada, pero decide que no va a abandonar el colegio.
  • Una diseñadora muy tímida prende por primera vez la cámara de su computador y se atreve a dar una charla a una audiencia masiva.
  • Una ingeniera deja atrás una relación tóxica de siete años y ahora es feliz.

¿Qué tienen en común este puñado de relatos de valientes mujeres? Son el fruto de comunidades donde participo.

Hay muchas historias más, pero te cuento estas para mostrar que cada minuto que he dedicado a hacer comunidad ha valido la pena.

Se trata de historias personales, historias fundamentales, pero de gran impacto.

Porque una comunidad puede cambiar la vida de una mujer.

Más mujeres y la Starsconf

Mi primera experiencia importante en una comunidad fue en +Mujeres en UX.

Mariana Valenzuela Silva y Carolina Sepúlveda R. me invitaron a lanzar la agrupación hace ya 5 años.

Los aprendizajes que tuve durante la Starsconf un par de años antes me animaron a aceptar el reto.

Cuando partimos esta conferencia que realizábamos en Continuum junto con otras empresas amigas, vi que un organizador –uno de mis socios, Leo Soto– tenía bastante trabajo y me ofrecí a ayudarlo. Muy en su estilo, delegó en mí toda una sección.

Era algo importante: me tocaba reclutar a los rockstars que serían charlistas y encargarme de la gestión de su viaje, alojamiento y toda la experiencia que ellos vivían con la conferencia. El desafío iba desde buscar cómo contactarlos hasta ponerlos en un avión de vuelta a su hogar.

Aprendí muchísimo: desde perder el miedo a buscar a un famoso por todos los medios posibles, comunicarme con él por correo electrónico en inglés, manejar presupuestos, gestionar el día de la conferencia y la sala de charlistas, velar porque hicieran sus pruebas técnicas para exponer y soltar.

Sí, soltar.

Perder el miedo a comunicarme con alguien a pesar de no hablar un inglés fluido, a coordinarme con mis compañeros de producción los tres días que implicaba la conferencia. Y a salir airosos ante imprevistos.

Al final, sentí la satisfacción por el trabajo realizado, aunque siempre el último día no nos podíamos las piernas.

Estuve junto a personas top en la industria de la tecnología, personas a quienes seguía por redes sociales con quienes nunca habría conversado sin esta oportunidad: uno de los firmantes del manifiesto ágil Alister, Rebecca Parsons, Natasha Jaques, Noah Illinsky…¡La lista es larga! También conocí a un gran número de profesionales de nuestro país que participaban como charlistas o asistentes, como mi querido Eduardo Díaz, entre tantos otros.

Natasha, quien abrió la Starsconf 2018.

Más mujeres y lo que aprendí

Con todo ese aprendizaje bajo el brazo, acepté la invitación a +Mujeres.

Fue allí, junto a otras 11 profesionales, que me di cuenta de lo afortunada que había sido en mis trabajos y que mi realidad, no era la que viven otras mujeres.

¿Cómo podría ayudar a que otras mujeres tuvieran las mismas herramientas que desarrollé en mi carrera? ¿Cómo podía ayudarlas a que crecieran no sólo en el ámbito técnico, sino en lo personal para “creerse el cuento” y avanzar?

Hice un llamado en Linkedin para buscar voluntarias y creamos un programa de mentorias.

Si podría lograr que una mujer pudiera dejar la zona gris en la que estaba, el esfuerzo había valido la pena. Aunque no consiguiera reclutar a otras mentoras.

Y llegaron 11 mujeres dispuestas a ayudar.

Algunas habían sido ex-clientas, como Carolina Rojas. Con otras habíamos compartido en comunidades de diseño.

Llegaron todas con ganas de aportar, porque lo que les conté las movilizó.

Mentoreamos anualmente a 12 mujeres por casi tres años.

Luego tomamos la decisión de escalar. En 2022 y junto a Regina Lena con Carolina Rojas, llegamos a 200 mujeres y tenemos tremendas historias.

Algunas las conté al principio de este artículo. Pero hay muchas más: Varias mujeres se atrevieron a dejar malos trabajos. Otras se fueron a trabajar fuera del país.

Una mentora que había sido madre adolescente fue la que inspiró a una joven de 16 años de un colegio del norte a no dejar sus estudios pese a su embarazo. Tremendo impacto que se dio porque la comunidad gestionó una charla en su liceo y porque Eli -la mentora- se atrevió a compartir su historia personal. Nunca había dado una charla y siendo su primera experiencia, sacó la pelota del estadio. El impacto que provocó es algo de lo cual hasta hoy, me emociona tan sólo recordarlo.

Conocíamos estas historias en medio de las sesiones donde alguna contaba su relato y todas las asistentes la cobijábamos. Nos mentoreábamos unas a otras.

He sido testigo del efecto que genera hacer comunidad.

Cuando el propósito es fuerte, consigues que otras que lo comparten se unan, que contribuyan con su tiempo libre –el que sea que puedan donar. Como el conocimiento de las mujeres que son parte se expande, nos permite crecer muchísimo más rápido que cuando vamos solas por la vida.

+M está cumpliendo cinco años y estamos en siete países. Acompañamos en mentoría a mujeres de Latinoamérica, incluso de países donde no tenemos embajada.

¡Gracias +M por todo lo que he aprendido y lo feliz que me ha hecho ser parte de esto! ¡Feliz aniversario!

Mezclando trabajo y propósito: HL7 Chile

Este espacio me ayudo a volcar lo que he aprendido en mi vida profesional para contribuir a mejorar los servicios de salud de mi país. Sí. Así de potente. Tuve la suerte de ser parte del directorio de HL7 Chile por casi dos años, donde puse todo de mi parte para sacar adelante los desafíos que nos propusimos. Trabajé harto. Y aprendí montones. Conocí personas geniales, buenos profesionales, buenas personas. Colaboré con mi querido “jefazo”, César Galindo, un profesor entusiasta y generoso, que realmente vive el propósito de este capítulo HL7.

Hoy, los resultados de ese trabajo han rendido frutos y soy feliz de haber sido parte de algo grande, porque una parte de mí está ahí, en esos resultados.

¡Vamos por mejores servicios de salud! ¡y que sean interoperables!

REDMAD y el camino de la alta dirección

Reunión de mi círculo REDMAD.

Hace poco más de un año, me uní a REDMAD.

Quería estar en contacto con otras mujeres en roles de alta dirección para aprender de ellas y de sus experiencias. Porque mientras más creces profesionalmente más pequeño se vuelve tu círculo. Y necesitaba romper esa burbuja.

En este espacio encontré mujeres cálidas, que ayudan a otras a avanzar y crecer.

Gracias a mi participación he podido conversar con mujeres cuya experiencia me ha servido a llevar mi actual desafío: ser CEO de la consultora en la que soy socia.

Pero hay algo más: he podido también contribuir y ayudar a otras mujeres con la experiencia que he ganado. A veces, sólo necesitamos ser escuchadas o una mano en algo que para otra es simple y para una no lo es.

Como círculo parte de esta comunidad, nos interesa que haya mujeres en la alta dirección y los directorios, para que podamos tener una mejor representación cuando se tomen decisiones. Pero principalmente, que nos vaya bien y estemos bien.

Si quieres acelerar tu crecimiento, mi invitación es a unirte a espacios como Meetups y comunidades. Porque cuando buscas aprender algo, esos espacios son el lugar donde encontrarás a otros que están en sintonía contigo. Crecerás junto a ellos y el tiempo que demores en ese crecimiento será menor que si lo haces sola(o).

La cualidad fundamental de lo femenino es su operar sistémico. Percibirse como parte de una red de relaciones significativas. Es justamente la manera de “ser en el mundo”. Lo que genera la capacidad transformadora de lo femenino que a su vez es el valor estratégico que las mujeres traemos a las organizaciones. Tatiana Camps, en su libro Liderar desde lo femenino.

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Liliana Reyes

CEO at Continuum HQ. Team lead at +MujeresenUX mentoring program, Member HL7 Chile.